
La
ciénega de Simití, en el sur de
Bolívar, es uno de esos lugares que sorprende a primera vista. Quien llega a este sitio se asombra con la
belleza del paisaje, matizado por la presencia constante del pescador montado en su canoa, mientras en la orilla los pequeños nadan y las mujeres despercuden las ropas que luego lucirán
orgullosas.
En este espectáculo no puede faltar la enramada, ese enorme rancho, construido con guaduas y palma, que ofrece a los labriegos de la zona un sitio de descanso y sombra luego de una agotadora jornada.
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